
En abril de 1531, los Huancavilcas de la isla Puná, liderados por el curaca Tumbalá, resistieron con valentía la incursión de los conquistadores españoles comandados por Francisco Pizarro, demostrando su autonomía y capacidad de defensa
Antecedentes
En la primera fase de la conquista española en la región del actual Guayas, la isla Puná era un centro estratégico del mundo Huancavilca. Los españoles buscaban controlar la costa para consolidar su avance hacia el norte y la Sierra.
Desarrollo de la batalla
La confrontación en la isla Puná fue violenta y decisiva. Según crónicas como las de Pedro Cieza de León y Miguel Cabello de Balboa, los españoles sufrieron bajas considerables. A pesar de su superior armamento, se encontraron con guerreros decididos, hábiles en el uso de lanzas, piedras y tácticas de asedio.
Finalmente, Pizarro logró establecer una base temporal en la región, pero la resistencia Huancavilca obligó a los españoles a cambiar sus rutas hacia la Sierra, dejando temporalmente la costa sin dominio estable.
Resistencia Huancavilca
No todos los Huancavilcas se concentraron en Puná. Otros cacicazgos del litoral —como Posorja, Chanduy, Manglaralto y zonas circundantes— respondieron con evasión, sabotaje o alianzas estratégicas, usando su conocimiento del territorio para frenar el avance español. La resistencia Huancavilca no fue centralizada, sino fragmentada y territorial, mostrando que la inteligencia táctica y la autonomía local podían neutralizar incluso al enemigo más poderoso.
Conclusión
La Batalla de Puná es uno de los episodios más documentados de la resistencia Huancavilca, pero no representa la totalidad de la lucha. La costa del actual Guayas siguió siendo un territorio difícil de dominar, y los Huancavilcas demostraron que la dispersión, la astucia y la defensa territorial indirecta eran estrategias efectivas frente a los invasores.